Temblor
Los árboles se volvieron fresnos
y aquello umbrío verdinegro
mi sinceridad.
¿Tembló? ¿Temblé?
¿Fue un abismo de dalias o un abismo
sobre el cual la ciudad se mecía en sus chinampas?
¡Y todo por creer en el fin del mundo!
La gratitud se me subió a la cabeza.
Estaba tan borracho cuando el ángel llegó
que lo eché a perder todo
porque yo quería ver.
2 comentarios:
qué bonito cecy... sobre todo la última parte: estaba tan boracho cuando el ángel llegó... porque quería ver...
Que original expresión poética muestras.Me gustó y me llamó la atención tu poema.Volveré por acá a visitarte si lo permites.
Besos
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